Esta melancolía me llena de tristeza,
cuando me hablas de esa forma cruel,
contigo no me acostumbro a perder,
pero tampoco tengo ya ninguna certeza.
No hay manera de sacarte de mi cabeza,
desde aquel instante, desde el día aquel,
en que sin interrogante, tu debías de ser
mi ángel de la guarda, con toda pureza.
Aunque me trates siempre con dureza,
mis sentimientos por naturaleza,
van a estar a tus pies postrados.
Hace que vivo como embebido de tu belleza,
suspirando a diario por tu grandeza,
cada día es el día de los enamorados.
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