Ella representa la alegría para los corazones,
Siempre la persigo y le piso los talones,
Me deja el alma hecha jirones con sus declaraciones,
Aunque sabe que es la mayor de mis pasiones.
La nuestra es la más difícil de las relaciones,
sus sentimientos están encerrados en mil prisiones,
la llamo en silencio con la fuerza de mis pulmones,
pero no anda muy dispuesta a hacerme concesiones.
Sus palabras son, a veces, puntiagudas como arpones,
Que se clavan en mi piel por sus indecisiones,
Mi sufrimiento no lo superarán decenas de generaciones.
Seguiré echándola de menos y tomando por los salones,
Por los que paseo mi soledad, en muchas ocasiones,
Nunca dejará de ser la mayor de mis tentaciones.
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