Ni una espera vivió tanta consonancia,
Ni un moño mantuvo tanta elegancia,
Ni una sonrisa describió tanto amor.
Nunca la nata fue tanta sensación,
Ni una voz marcó tanta equidistancia,
Ni los días se vistieron de arrogancia,
Ni nos labios dibujaron tanta emoción.
Nunca un adverbio fue tan objetivo,
Reflejando fielmente a un ser vivo,
Dejando un alma desnuda y en pañales.
Nunca nadie desarmó tan de repente,
Ni se tatuó algo tan fuerte en una mente,
Ni dejó un alma en jirones y retales.
Gavá, 02/06/17 – 15:35
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