Son cadenas de pesados eslabones,
Al amor lo encierran en los cajones,
Y entre algodones subimos las cuestas.
Estas horas negras tan poco resueltas,
Son como pompas pinchadas de jabones,
Atalayas infranqueables de malecones,
Que como leones, son figuras esbeltas.
El segundero parece perecer en su infinito,
Ya no dan sombra ni los limoneros,
Los trenes que pasan, pasan de largo.
Sigo buscándote en un verso no escrito,
Con la perseverancia de los aceituneros,
Prometo ser siempre tu testigo de cargo.
Platja D´Aro, 06/06/15 – 15:03
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