No me digas más que tenga paciencia,
¡No sabes cuánto te pienso en mi lecho!
En carne viva vivo con mi pecho,
Que solo sabe soñar tu presencia.
¿Y no podrías cambiarme esta sentencia?
Digo, por sacar algo de provecho,
no damos ni un solo paso derecho,
¡ya nunca tenemos correspondencia!
Dices que el daño yo solo me lo hago,
Sabes que a eso le llamo palabrería,
Y te sueles hacer bien la ofendida.
Creo que me merezco tu mejor pago,
¿Quererte más? Pienso que no se podría…
Ya llegó a su límite esa medida.
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