Los sueños atacan como depredadores,
Pero se han terminado las esperas,
El escenario tiene distintos actores,
De nada sirve ahora que llores.
30 Los insomnios son como enredaderas,
Enredados en un mal conjuro,
Enviados a eternas galeras,
No pueden trepar ningún muro,
Dejando al alma en un gran apuro.
31 Soy humilde y nacido en una aldea,
criado entre los aromas de bellos rosales,
ahora contigo mi alma se tambalea,
porque la felicidad que viví en los arrabales,
me la estás dejando en retales.
32 Fuiste mi lucero, mi lucerillo,
el que iluminaba más alto que las montañas,
me tenías metido en tu bolsillo,
pero con tus frases extrañas
te apartaste, ahora ya no me acompañas.
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