tener en mi regazo a una elegida,
mi corazón se llenó de guirnaldas,
con una bella gema enrojecida,
pero la guerra hoy está perdida.
22 Sigo soñando con tu cabello,
sin saber por qué no me consideraste,
mi amor estaba agarrado a tu cuello,
pero tú nunca te lo quedaste,
tan solo fuertemente lo llagaste.
23 Ni tan siquiera me mirabas,
cuando el amor en mis ojos se imprimía,
por eso de mi tanto pasabas,
pensabas que no te merecía,
sin interés alguno en lo que te proponía.
24 Ahora eres libre de despreciarme,
porque lo que buscabas no lo hallaste,
ahora sí que quieres mirarme,
cuando antes nunca me miraste,
y tirado en la cuneta me dejaste.
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