¡Que sí!… ¡que me muero de malditos celos!
Cada vez que te veo alejada de mis pasos,
Cuesta mucho aceptar tus continuos retrasos,
Si no estás ando lleno de agrios desconsuelos.
Pienso que no crees lo que bien saben los cielos,
los amores de este tamaño son más bien escasos,
por eso temo tanto al peor de los fracasos,
ya que para esas lágrimas no existen pañuelos.
Solo tu sonrisa a mis nubarrones los espanta,
Sigo al pie del cañón tras seis años sin queja,
Y mira que tus largos silencios tienen su miga.
Sueño el final de tanta hora amarga… ¡tanta!
Estoy empeñado en quererte, si tu alma me deja,
Me proclamaré campeón por larga que sea la liga
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