Tengo la angustia del condenado,
Viendo que se me escapa mi vida,
No consigo ganarte la partida,
Mi corazón está muy angustiado.
¡Me siento tan solo y desdichado!
Malvivo con el alma encogida,
Cada segundo me sabe a despedida,
Desde que mi amor te he confesado.
El dolor del desamparo es muy agudo,
Ser fiel es lo que he prometido y prometo,
Porque es lo único que está en mi mano.
¡Qué pena que haya de quedar mudo!
Igual alguna vez entiendes este soneto,
Mis desvelos se resisten a quedar en vano.
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