En mis noches de insomnio veo tu figura,
Mi alma hace pucheros y te llora,
Estás impresa en ella y tanto te adora,
Que tanta soledad se le hace muy dura.
Mi corazón es un caballo sin herradura,
Desbocado anda de aurora en aurora,
No descansa siquiera en su mecedora,
Está dislocado ante tu hermosura.
Te tiro los tejos con forma lisonjera,
Intento estar a la altura e ingenioso,
Y no me desespero ante la larga espera.
Siempre ando al quite del momento precioso,
Soñando que te beso por dentro y por fuera,
Conseguir vivir contigo sería muy honroso.
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