Tiene la preciosa sonrisa de las ribereñas,
Mi amor porfía por ella eterno y venturoso,
Su cara angelical es de lo más risueña,
Mi alma a su lado encuentra el mejor reposo,
Con ella se vislumbra lo hermoso desde una peña
Sin ella todo se torna como gris y umbroso,
Se te enreda a tu corazón como una yedra
Su amor es más duro que la misma piedra.
40
Me he prometido no jurar nunca en vano,
Pero a veces ya no es, ni de cerca, lo que era,
Me siento triste tan solo como un gusano,
Porque ella es mi única florida primavera,
Verla es disfrutar de un viento lozano,
Con ella cualquier tormenta es brisa ligera,
Mi corazón en su ausencia suelta gemidos,
Tan profundos que sólo los atisban mis oídos.
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