Estaba en los andenes cuando no bajabas
Harto, ya de estar harto de mirar trenes
Quería que bajases pero no llegabas,
Parecía que iban a reventar mis sienes.
Las horas muertas de espera, facturaré
A cuenta del futuro de tu olvido
Si no me las pagas me las cobraré
A vino tinto y sopa ya te convido.
Mis alforjas estaban llenas de sueños
En todos ellos tú eras mi princesa azul
Ahora los recobro y soy el dueño
Ahora quiero llevarte dirección al sur.
¿Qué dirás?, ¿que no quieres acompañarme?,
Serás la gran culpable de mi dolor,
Puestos a llorar, yo lloraré sangre,
Te espero en la estación de Pozo Alcón.
Kilómetros de vueltas que da la vida,
Para que al final estemos juntos los dos,
Lamiéndonos con rabia todas las heridas
Poniéndole mil parches a la razón.
Ya sabrás que acabé de acabar con todo,
En mi equipaje ya tan solo viajas tú,
Parece que voy sacando el cuello del lodo,
Ya sabes dónde estoy, dirección al sur.
Con varios kilos de ganas en la mochila,
Y la morriña atenazándome el corazón,
Te escribo cuatro versos desde la orilla,
Desesperado en la espera de tu aparición.
¡Qué más da! El final que tenga mi cuento,
Si en él nunca aparece tu sombra ni tú,
Si no te bajas en el andén, estaré muerto,
Si un día me buscas, hazlo en el sur.
Si decides aparecer y volver de nuevo,
Allí te estaré esperando con ilusión,
Te volveré a pagar lo que no te debo,
Te sigo esperando en nuestra vieja estación.
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