Eres tú,
La mujer dentro de un iglú,
Una caricia suave,
con acento del sur, grave,
Que esconde su alma en un baúl.
Y yo, sumamente idiotizado,
Recordando lo no ocurrido,
Con mi alma de bandido,
Esperando que no olvides lo olvidado,
Mirándote cuando pasas de costado.
Hasta tu sombra deja lunares en mi alma,
Son oscuros como el sol de una mañana,
Tus suspiros tatuados en mi retina,
Tus besos suaves como la fina harina.
Nunca te olvides de olvidarme del todo,
Tu corazón para mi es una isla desierta,
Aunque sigo esperando por ver si despierta
Me tienes tocado y hundido en el lodo.
Así que, piensa que de cualquier modo,
Dejaré en mi corazón la puerta abierta,
A ver si consigues de forma cierta,
Pasar de una vez del blanco y negro del Nodo.
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