Te siento tan cerca, cuando estás tan lejos,
que pienso dejarte para poder darte mi amor,
algo así como enamorarte sin tirarte los tejos,
un decir mil veces si, para acabar diciendo un no.
Sigues encerrada en tu cabezonería,
encierras tus sentimientos para poder huir,
intentas aplicarte la inmensa sabiduría,
de decir un no, cuando mueres por decir un si.
Llegará el día en que igual si quieras,
realizar el sueño al que te niegas con fruición,
pero igual es tarde, y luego aunque quisieras,
tu alma gemela puede decir: Ahora ya no.
La vida suele ser bastante caprichosa,
a veces los trenes hay que cogerlos en marcha,
en tu negación hasta te sale una vena celosa,
es lo de siempre, si pero no, calor y escarcha.
Las hojas del calendario se van llenando
de tachones, de notas, de citas imposibles,
mientras los caminos se van caminando,
con horas infinitas y pensamientos febriles.
Si pudieses imaginar las esperas agonizantes,
de un alma en pena, que suspira por tus huesos,
hasta llorarían de tristeza los comediantes,
sólo por habernos perdido uno de tus besos.
Te siento tan lejos, cuando estás tan cerca,
porque tu mirada me esquiva, fría como el mármol,
a pesar de todo mi alma tiene la certeza,
de que vamos encontrados, tu entras y yo salgo.
Cuando llegue el día que ni siquiera te sienta,
habremos conseguido ser dos perfectos desconocidos,
habrás logrado llegar a tu predicado fin y meta,
habrás dejado mi corazón tirado, roto y descosido.
Ese día aún y estando cerca, muy cerca,
seremos un par de extraños antagónicos,
nuestros recuerdos estarán difusos, con niebla,
nuestros sentimientos serán fantasmagóricos.
Si estamos lejos, alejados, muy lejos,
tendremos la sensación de vivir una historia
como interminable, con regusto a añejo,
y con las almas encerradas sin escapatoria.
Y así llegamos al punto final, sin posibilidad
de puntos suspensivos, ni punto y aparte.
ha sido una historia llena de veracidad,
de la que hemos sido a la vez juez y parte.
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