lunes, 18 de julio de 2011

386 1+1+9

Sus labios son de bizcocho,
sus momentos muy oportunos,
todo suma ciento dieciocho,
más uno.

Sus suspiros me dejan pocho,
en mis adentros de color aceituno,
suma y sigue, ciento dieciocho,
más uno.

Sus sentimientos los provoco,
ya no tengo miedo alguno,
sigue sumando ciento dieciocho,
más uno.

Si no me reprocha, no le reprocho,
soy como Atila, Rey de los Hunos,
al final suma ciento dieciocho,
más uno.

Su corazón no lo revoco,
al mirarla tengo alma de tuno,
suma y resta, ciento dieciocho,
más uno.

Mi corazón no sirve para Pinocho
Cada día parece que la importuno,
multiplica ciento dieciocho,
más uno.

Parece el timo del toco-mocho,
de almas con aspecto gatuno,
no le des más vueltas, ciento dieciocho,
más uno.

Cuando no la veo trasnocho,
y hasta me pierdo el desayuno,
ya no se si es ciento dieciocho,
más uno.

Fregar mis sentimientos con el mocho,
Mi alma consume el consumo,
ya sabes, ciento dieciocho,
más uno.

Lo más bonito el veintiocho,
réstale nueve porque ya no sumo,
el resultado ciento dieciocho,
más uno.

No ama quien quiere si no quien puede,
al final conseguiré bajarte los humos,
es mi meta, suma ciento diecinueve,
a ciento veinte réstale dos y le sumas uno.

Miro tras de los cristales cuando llueve,
para intentar verte pasar, me acomodo,
si a doce le restas dos y le sumas nueve,
no son ciento dieciocho, sino ciento diecinueve.

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