mil historias dando vueltas por tu mente,
un vivir solamente por saber donde estás,
un intentar tener ideas medio decentes.
Una segunda y una tercera llamada al aire,
un móvil inmóvil y eternamente silencioso,
un imaginar tu preciosa cara y tu donaire,
mil reflexiones con sentido angustioso.
Y al final cuando menos te lo esperas,
te devuelven las llamadas y la ilusión,
y parece que el olmo te da peras.
Te acaba dando un vuelco el corazón,
se acaban las horas en que desesperas
y se te termina nublando la razón.
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