Nuestro amor es un vergel, el mejor huerto,
Regado con el sudor frío que suda el desierto,
Cuando amenazan ruina los hoteles del cielo,
No pretendo ser un Don Juan, sino más bien Maquiavelo.
Venimos de vuelta de ninguna parte,
Sabemos que lo de amar es puro arte,
Somos un par de locos cuerdos de atar,
Que saben que solo merece la pena el amor de verdad.
Sin medias tintas ni besos fúnebres,
Sin frases hechas a medida del momento,
Sin necesidad de aumentar los grados de la fiebre,
Sin tener que inventar el final de ningún cuento,
Sin tener que correr como corren las liebres,
Sin pedir en las rebajas del corazón, un descuento.
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