Que hacían que hasta te temblara
Desde el cogote hasta las rodillas,
Desde el tobillo hasta la tiara.
Besos en la orilla de su coche,
Esperando que llegase la noche,
Para poder dárselos en cuclillas,
A la luz del mechero o las cerillas.
Besos tiernos como la mantequilla,
Recordando los de aquella chiquilla,
Que bien pudo ser aunque no fue.
Besos tan cortos que sabían a poco,
Que en décimas de segundo nos volvían locos,
Que recuerdas con nostalgia de un lejano ayer.
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