Con la esperanza de tener una llamada perdida,
Pensando en ponerle al corazón un cerrojo,
O contestar la esperada llamada enseguida.
Cuantas veces intentando en el alma un desalojo,
Con la mirada en el lejano horizonte sostenida,
Poniendo tus sentimientos por momentos en remojo,
En esa batalla diaria tan desigual y fratricida.
Cuantas veces con tus nervios hechos un manojo,
Has planeado mil y una imposibles despedidas,
Mirando de guardarte en el alma el enojo,
Cuantas veces la has amado sin contrapartida,
Se te ha quedado el corazón roto y cojo,
Y para poder verla te has buscado la vida.
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