Ha llegado la Nochebuena,
Arrecia la tempestad,
Con olor a azahar y hierbabuena.
Gentes felices, muy felices
Al menos en apariencia,
Cada uno carga con sus cruces,
Cada uno con su penitencia.
Un trasiego infinito de idas y venidas,
Un amor unigénito, un suspiro que da vida.
Un regalo etéreo en forma de sonrisa,
Un pensamiento fugaz, un querernos sin prisa.
Tan alejados y tan cercanos
Que casi nos tocamos con las manos,
Con las manos de nuestros pensamientos,
Con las alas furtivas,
De dos corazones que vuelan a destiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario