Al mirarte me quedo en el limbo,
En unos trances misteriosos,
Con unos laboriosos sueños.
Te deslizas tan silenciosa,
Entre los entresijos de mi cerebro,
Y apareces esplendorosa,
Entre jaras, zarzas y ramas de enhebro.
Y tus ojos brillan como mil luceros
Entre unos y ceros, binarios agoreros.
Como visiones centesimales
De los silos más abismales.
De pronto tu voz, bello rumor,
Entre rezos palpitantes,
Es puro amor hecho humor.
Y una sonrisa tristemente triste,
Se dibuja en mi mente, lejanos
Gorgoritos de ruiseñores, son alpiste
Del despiste de las caricias de tus manos.
Pones a la eterna noche
El mejor broche
Con un abrazo dulce y largo,
De un encargo sin recargo.
Entre ciegos parezco el rey tuerto,
Pues tus egos, son mi peor acierto.
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