No sé si escuchas mi corazón bramando,
Entre olas de ansiedad algo remotas,
Con sus rayos y centellas sumando
Horas rotas por tantas derrotas.
A veces se forma un huracán formidable,
Con su tornado salado subiendo del mar,
Al trasluz, puedes ver a este andaluz incansable
Intentando rozar tu piel junto al aire de sal.
Atruena un trueno resquebrajando el cielo,
No se atisba el suelo, hay un tono sangre venoso,
El desconsuelo llega con su revuelo,
Es penoso tanto terreno tan doloroso.
Esta vida sin vértigo, tan vacía, tan lenta,
Es vida de tormenta, de trabajosa memoria,
Es tan húmeda, tan polvorienta y hambrienta,
Y tan giratoria y estática como una noria.
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