Dibujando tu nombre sobre el cristal,
Veo como baja el agua en el tejado,
Y, de soslayo, embrido mi mirar,
Porque me empiezan a sudar las manos.
Entre la espesa niebla de esa estampa,
Veo el buen brillo dorado de tus ojos,
Y las gotas de rocío que resbalan,
Parecen dibujar tus bellos hombros.
Al final brota un reguero en cascada,
Mezclando melancolía y lágrimas,
Donde se van difuminando amores.
El agua salada de tus pestañas,
Es tinta para llenar páginas
De grandes amores con nuestros nombres.
No hay comentarios:
Publicar un comentario