El cielo coge ese color plomizo,
La lluvia aparece y moja la poesía,
Dejando un papel mojado en el bolsillo.
Los rastros se convierten en rastrojos,
Al caer la lluvia de forma violenta,
Los amores quedan cubiertos de lodos,
Todo queda en naturaleza muerta.
La rutina es nuestra peor enemiga,
Todo lo que llega a tocar lo seca,
Deja a los sentimientos sin salida,
con mil cerrojos cerradas las puertas.
Hemos de hacernos humildes arrieros,
Para cuidar mejor a estos amores,
Prestar más atenciones a los huertos,
y obtener las mejores colecciones.
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