Las gentes con cal y escoba,
Las sucias fachadas blanquean,
De almas tan ennegrecidas,
Que sus propias vidas afean,
Cuando hablan de otras vidas,
Y hacen ver lo que aparentan.
Estamos de enhorabuena,
Muy falso es lo que desvelan,
Pues han sonado campanas,
Lejos donde las oyeran.
Ya hemos llegado a la huerta,
¡corto hicimos el camino!
Atrás quedan las churretas,
Porque hicimos lo que hicimos.
Así es nuestra grandeza,
Escuchando esos chismes,
Ponemos cara risueña.
Se meten en mil sainetes,
De poco que se avergüenzan.
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