Sí que merece la pena,
La travesía del desierto,
Ha terminado de veras.
Tenemos para el disfrute
La bendición paterna,
Las almas sobre la mesa,
Son una feliz colmena,
Por fin todo lo soñado
Hace que cuadren las cuentas,
Dejemos todo de lado,
Todo lo que no interesa.
Antes tenía el miedo,
Vivido con entereza,
De no poder conseguirte,
Me llenaba de tristeza.
Ahora viene ese miedo,
Se pasea por mi cabeza,
De perder lo que tenemos,
por perder la sutileza.
Así que ahora te ruego,
Mantenernos con firmeza,
Y en base a mucho querernos,
Y de forma placentera,
Vivamos como apetezca.
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