Al verte tan vestida de esa guisa,
Lo de casarnos sería sin más prisa,
Por ir cambiando hábitos por batalla.
Mi alma alborotada se explaya,
Y da un brinco con ésta tu premisa,
La cruz de nuestro desamor da risa,
Se ahoga por falta de alguna agalla.
Ni yo soy fraile, ni tú eres monja,
Déjate de tanta toca y sotana,
Y vámonos a ver un buen concierto.
Haz caso, de una vez, de mi lisonja,
¡Hazlo ya!... no lo dejes para mañana,
Te espero atracado en tu buen puerto.
Calella, 29/06/17 – 12:31