No es bueno ahogar las penas en vino,
Mi sueño ha sido tu enorme grandeza,
Más por lo que sea, por naturaleza,
Todo ha devenido en cruel desatino.
Vivimos más de un momento divino,
Con amor, con cariño y sutileza,
Esa ha sido nuestra mayor riqueza,
Pero ya ante tu terquedad me inclino.
Fuimos la envidia en cualquier matrimonio,
Nadie te querrá como yo te quise,
No lo dudes por un sólo segundo.
De nuestro amor queda éste testimonio,
Se queda atrás, déjame que te avise,
Ahora debe seguir rodando el mundo.
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