El tiempo, con paso cansino, pasa,
Tan parsimonioso en su propia agonía,
Mientras tanto mucho polvo en mi casa,
Entonando tu melodía.
Tanta paz te llevas como me dejas,
Me suena en exceso ese buen relato,
Brindo al sol con tus viejas y agrias quejas,
Nos toca toque de arrebato.
Ya no tengo tiempo de arquear mis cejas,
Mi liebre se convirtió en gato.
La edad me hace saber bien lo que digo,
Sin decir lo que en mi cabeza ronda,
no me queda en pie ni un maldito amigo,
mi vida es triangulada y no redonda.
Tus vértices lastran y no te atreves,
a salir por peteneras amargas,
nuestros encuentros nos parecen breves
las distancias son muy largas.
Eres cual los vaivenes de las mareas,
Señora de hielo en mármol incrustada
Capaz de dejar todo lo que deseas,
Perdiendo mil veces esa mirada,
Sin embargo al verme siempre parpadeas,
Con ese semblante de enamorada.
Manolo López
Vivo para soñarlo
19/09/16 – 14:10
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