Nunca podrás ya enmendar mi vida,
Déjame a mí padecerla tristemente,
Mis sentimientos yacen fríamente,
porque los arrollaste en estampida.
Ya es igual que me des lo que te pida,
He llorado de una manera ingente,
He pecado de ser demasiado prudente,
En este momento mi corazón se suicida.
Mis alegrías contigo eran ambiciosas,
Pero los pies están ya tocando el suelo,
Tus maneras ya no son tan engañosas.
En mis madrugadas ya no triunfa el desvelo,
Me quedo con las espinas, para ti las rosas,
Las gracias ya te las daré en el cielo
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