una separación triste y dolorosa,
una sensación algo caprichosa,
una mirada atrás amando lo no vivido.
un amor que no quiere estar descolgado,
unas manos buscando un buen cobijo,
unos temblores pensando el entresijo,
un cuerpo demasiado desangelado.
Así se va pasando lentamente la vida,
Como el tren que no para en tus andenes,
Y se aleja dando lejanos pitidos.
A pesar de eso siempre serás mi consentida,
Algún día se detendrán, al fin, tus trenes,
Y oirás de cerca tus latidos y mis latidos.
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