¡Anda que me has sabido tener contento!
Yo que tanto he soñado con ser tu fiel marido,
¿Algún bien de tu parte me habré merecido?
Mi vida transcurre entre lamento y lamento.
A veces contigo me falla el entendimiento,
Pero ahora cobra todo, de repente, sentido,
¡Maldigo mil veces tanto tiempo perdido!
Pero toca a su fin, por fin, mi sufrimiento.
Nunca me has dejado unos instantes dorados,
No me has dejado ver el fulgor del oro,
Mis sentimientos han sido arrancados.
Para mi eres un precioso y valioso tesoro,
Pero me dejas el sabor de boca de los condenados,
Tu estocada final acabó matando a este toro.
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