Parece que quieres inventar la sopa de ajo,
a mí ya me tienes hace tiempo hasta el moño,
me haces trabajar tras tus huellas a destajo,
espero sentado a la sombra del oso y el madroño.
De tu montaña rusa te dije que yo me bajo,
quisiera haber tenido contigo un retoño,
pero me mandaste sin billete de vuelta al carajo,
a tu corazón le está llegando un triste otoño.
No has permitido nunca que me relajara,
me azuzaste a que por el medio tirara,
y volara lejos de nuestro nido.
Nos llegó sin querer la hora oportuna,
tu fe y mi fe ni suman ni son ninguna
silicona, que unan lo que ya se ha desunido.
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