Marcos me trae buenos recuerdos,
Del inicio del comienzo de la Efepé,
Director de un centro con izquierdos,
Doctor del hambre, docto en no sé qué.
El rizo con él quedaba muy rizado,
Le aprobabas desde un claroscuro,
El vaho del cristal enmascarado,
paisanaje entre copas e hidrocarburo.
Los bastidores eran su mejor bastidor,
Las barras le pintaban como el mejor pintor,
Hijo de Marquitos, un célebre poceño.
Más que un Director fue un buen Mesías,
Ahora lo recuerdo tras el paso de mil días,
¡cuántas benditas horas le robamos al sueño!
1 comentario:
Marcos luchó porque yo no abandonara,pero yo como siempre,antepuse las prioridades de los demás a las mías y a mis sueños.Siempre me arrepentire de no seguir sus consejos y no luchar por lo que quería..Ya han pasado 35 años...
Publicar un comentario