ello hace que me evite, porque se conoce,
la mujer de hielo no permite que la goce,
aguantando el envite huye y me lo reconoce.
Lo que estoy seguro que ella desconoce,
es que cada año me tomo las uvas, doce,
pensando que no quiero que sufra o solloce,
muero en la espera de que mi corazón desbroce.
No quiero perdérmela, que me destroce,
Tampoco quiero ver que su alma solloce,
Quiero ver en su corazón el alboroce.
Pretendo hacer que la situación se desemboce,
Que los cimientos de este amor los reboce,
Y que su cara al verme brille y se remoce.
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