tiempo corto de espera que es eterno,
lejos de su aliento todo es infierno,
a su vera de peligros salgo ileso.
No se pueden poner puertas al campo,
tampoco se pueden apagar las olas,
eterna es la música de las caracolas,
contra su negación yo me estampo.
Un beso sin palabras, tono ni acierto,
Una mirada etérea que me deja muerto,
La amo con locura, lo confieso.
Mi corazón siempre lo tendrá abierto,
Antes de ella el amor era un desierto,
Un regalo tanta mirada y tanto beso.
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