No se cuando vas a poder curar mi matahúra,
De tanto seguir tus pasos me duele la curcusilla,
Ya sólo te falta ahuyentarme regalándome un ¡tuva!
Mi destierro será la alegre lumbre de tu cocinilla.
Te traigo todo mi amor guardado en las agüeras,
Si no lo acoges alegre en tu regazo, me aboleo,
Te va a ser muy difícil parar mi gran barraquera,
Al igual si no lo haces pronto, pillo y te floreo.
Estoy harto de aguantar tanta esparteñá,
De parecer siempre más tonto que Papajote,
Para olvidarte tendré que pillar una tajá,
Pues lo que ya tengo cogido es un buen rebote.
La verdad es que dejas mi alma en tenguerengues,
Limpiándose la incesante baba en una ruilla,
mira que el asunto tiene muchos pelendengues,
Te entrego mi corazón envuelto en una toquilla.
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