Te pido que me regales una sonrisa,
Y nunca, nunca me la has negado,
Siempre me dices que ya te sonríes
Cuando ves mi cara de enamorado.
Te pido que levantes tus gafas de sol,
Para poder reflejarme en tus dos luceros,
Me muero de ganas de tenerlos muy cerca,
Acariciarlos con mi mirada diciendo te quiero.
Te pido solo unos segundos de tu vida,
Para que me hagas el más feliz del mundo,
Sabes que nunca te pediré un imposible,
Por eso a veces mi alma naufraga y me hundo.
Te pido un cortado, un beso, una caricia,
Tú solo sabes ponerte muy nerviosa,
Cuando te pregunto si siempre será así,
Me regalas, de tus miradas, la más preciosa.
Te pido rozar levemente tu piel con mis manos,
Y me encanta hacerlo para que te sonrojes,
A veces mi alma estallaría en mil pedazos,
Al estar harta de esconderse en los atrojes.
Te pido un par de segundos por compasión,
Y que te muestres un poco caritativa,
La mujer de hielo siempre responde que no,
Porque sabe que mi alma es muy adictiva.
Te pido que no seas tan arisca, tan esquiva,
Sé que lo haces para mantenerme a raya,
Echarás de menos los “te quiero” ahorrados,
Cuando llegue el día en que yo me vaya.
Te pido que te vengas a vivir conmigo,
Que no lo pienses más, ¡hagamos una locura!,
¡mira que doy vueltas y no lo consigo!,
Tampoco es cierto que el tiempo todo lo cura.
Te pido que no te olvides de lo que sabes,
Que no te olvides de quererme un poco,
Mi vida está en tus manos hace tiempo,
Desde que te conocí, por amor ando loco.
Te pido que no te olvides de nuestro pacto,
me respondes con una sonrisa muy picarona,
Te espero desesperado con la vejez a cuestas,
Aunque a veces todo mi mundo se me desmorona.
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