Por cantar con sentimiento,
Cuando la procesión va por dentro,
Cuando la añoranza te pretende ahogar,
Cuando las cicatrices no quieren cicatrizar,
Es entonces cuando aparece
El alma limpia y pura,
De la gente que nace y crece
Dejando de lado la amargura,
En la Sierra “Madre” de Segura.
Por ser de la sierra y soñar,
Por querer ser cantante y cantar,
Por hacernos con cada nota,
Sentirnos de sus historias los protas
Por ser tan cercanos sus versos,
Por ser tan reales sus historias,
Que no necesitan dimisorias,
Por no tener ningún reverso,
Poniendo el alma en cada verso,
Haciendo soñar hasta al Inserso,
Que van siempre con el ronronear,
De las canciones de la vida,
Que toca y recita cada día,
Nuestro aceitunero y juglar
Por ser de la sierra y soñar,
Como un preso con su libertad,
Como un pajarillo con su volar,
Desde temprana edad,
Éste contador de cuentos,
Desde su sierra natal,
Ha puesto música en el alma,
De quien le escucha, de su personal.
Por ser de la sierra y soñar,
Por ser como es tan natural,
Por estar lleno de sensibilidad,
Por sus temas cotidianos,
Porque no le pesan los años,
Porque no le crecen los enanos
Por llevar la música en la sangre
Por no ser ácido como el vinagre,
Por contar lo que cuenta,
Por cantarle a la parienta,
Con su aceite, su sal y su pimienta
Por ser de la sierra y soñar.
Por no tener capacidad de roñar,
Por cantar con vistosidad,
Para que no cese su actividad,
Por todo ello y por mucho más,
Por alegrarnos el corazón,
Por ponernos patas arriba la razón,
Y la piel de gallina en el alma,
Su cante alegre nos trae la calma,
Que alimenta nuestro andar
Andaluz de lindos quejíos,
De algún que otro jipío,
Desbaratando el desvarío,
Del cantante que canta
Por cantar, con el alma
En cada estrofa, en cada verso
Con su sempiterna simpatía
nos enseña su universo,
a veces lleno de melancolía.
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