Hay una familia colombiana
mejor dicho, una mujer,
que me ve cuando le da la gana,
que es mucho mejor de lo que se cree.
Tiene un corazón tan grande
que no le coge en el pecho,
siempre sale adelante
nunca reniega de lo hecho.
Hace mucho tiempo, nos conocimos
al son de la canción "Piel canela",
y aunque ahora no coincidimos
nos contamos siempre las penas.
Fue en el Planamar
un verano de buen recuerdo
y allí frente a la mar
pasamos un tiempo estupendo.
Para ella somos los conquistadores
los malos, nada encantadores,
les robamos su libertad
nos visitan por necesidad.
Tiene una mirada limpia
una sonrisa angelical
un alma blanquecina
una familia sin igual.
Un sueño en el fondo de su alma
volver a su tierra natal,
para eso los emigrantes
somos gente muy especial.
Cuando la añoranza aprieta por dentro
cuando la familia se echa de menos,
es cuando más nos sale el genio
de tirar siempre pa´ lante
como los buenos caminantes.
La llaman Patty, pero su nombre es Patricia,
cuando te llama por tu nombre, parece que te acaricia,
si tomas un cortado con ella, es una delicia,
por eso le dedico este poema, para hacerle justicia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario