Ni más espera en la acera de la ansiedad,
La rúa baja con su algarabía y su libertad,
Alguna carroza lleva hechos añicos los cristales.
Unos lucen disfraces, otros lucen pañales,
Hay miradas a traición llenas de necesidad,
Y suspiros suspirando por una bendita realidad,
Confeti y serpentinas que llevan a los hospitales.
Unas nubes negras amenazan descargas morales,
La música celestial da luz a la oscuridad,
Un guiño traicionero prende fuegos artificiales.
La calma llega tras la tempestad a contra voluntad,
Hay un pliego de descargo de emociones mortales,
Cuando el desasosiego se convierte en una realidad.
Calella, 02/03/19 – 23:59
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