Te amo por término meridiano,
Y no llego tan siquiera a tu sombra,
Los trenes van pasando de largo,
Y tú insistente en tu letargo,
Haces como que tu boca no me nombra.
Mi manera de ser es de hombre llano,
Sin estridencias… ¿te asombra?
Si llego a perder la compostura,
Verás a tu vida en una angostura,
Rauda y veloz como una alondra.
Me encanta embelesarme con tu mirada,
Escalando la mayor de las escaladas,
Viendo que mi vida se desfonda,
Persiguiéndote por montañas escarpadas,
Y así, como si se tratase de una sonda,
Trepar como trepan las cabras.
Quiero seguirte y perseguirte,
Porque no pierdo nunca la esperanza,
Por tortuoso que sea el camino,
Por infame que sea tu alabanza,
Quiero dejar de esconderme y huirte,
Y no bajar nunca más mi mirada,
Y si un día me hayo solo y triste,
Miraré melancólico por la ventana.
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