La reconocen más que dentro, fuera,
Otrora fue piel de toro jilguera,
Hoy la tenemos desnaturalizada.
Por los caminos anda equivocada,
La van descosiendo de mala manera,
Enrocada en sí misma y prisionera,
Por todo ello merecemos una pañolada.
¡Cuántos egos se cuecen desmedidos!
La Armada Invencible perdió la entereza,
Desde entonces andamos desunidos.
Don Quijote reconoce con extrañeza,
Que algunos corazones laten partidos,
¡Las costuras aguantan por su grandeza!
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