Finalmente veo que eres muy presuntuosa,
Y a pesar de ello no oculto que te adoro,
Fuiste para mi corazón el mejor tesoro,
Pero nunca amparaste el ser mi esposa.
También creo que eres demasiado ambiciosa,
Tan solo se te puede comprar con oro,
Lo siento, yo prefiero algo más de decoro,
Dentro de tu irreverencia, estás preciosa.
Pensé que lo que tuviese que llegar, llegaría,
El más triste vacío ocupaba siempre mis redes
El tiempo anodino malgastaba mi alegría.
No sé si es cierto eso de que si quieres, puedes,
Has acabado de cuajo con toda mi algarabía,
Espero que no sea tristeza lo que heredes.
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