No te ofrezco unos amores de cristal,
Mi alma nunca fue la de un comerciante,
Yo te ofrezco mi buen son de cantante,
Con alguna que otra lágrima de sal.
Mi alma estaba en una pose electoral,
Rondándote en la lengua de Cervantes,
Esperando que tus artes votantes
La eligieran por este amor sin igual.
No me apliques más sangrientos recortes,
Quiero escaparme sin más pasaportes,
A vivir contigo sin más dilación.
No te pido tanto, no es casi nada,
Lo he madurado junto a mi almohada,
Eres bella reina de éste corazón.
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