Mi corazón te sigue con mansedumbre,
Siguiendo las elementales leyes del deseo,
No aguantará más ningún otro vapuleo,
Parece que se te ha convertido en costumbre.
Yo sigo luchando por llegar a la cumbre,
Tú te vas perdiendo en algún que otro rodeo,
A mí sólo me queda un leve derecho al pataleo,
Mientras mis lágrimas se secan en la lumbre.
No levantes a mi alma más altas murallas,
Sí, reconozco que te amo con codicia,
Que mi amor llenaría todos los océanos.
Tu contestación más sonante es que callas,
No sé si es que me ha faltado pericia,
Te ofrezco rebosantes de amor mis manos.
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