Se ha perdido el sabor añejo de tus cartas,
Lo que me escribías con tanta maestría,
No es duro porque de mi mente no te apartas,
Ahora tenemos facilidades con la tecnología.
No hablar contigo debería de ser delito,
Y que tú no me llames aún más penado,
Hay libertad de lo hablado y de lo escrito,
Pero tu corazón parece que sigue encarcelado.
Esto es más difícil que aprender esperanto,
Lo peor de todo es que no existe vacuna,
El que la sigue la consigue: ¿Será verdad?
Mi corazón te sigue ofreciendo su canto,
En la espera de que llegue su mayor fortuna,
Sucederá en cuanto tengamos libertad.
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