La luz de mi princesa me habita,
Y hace que se amansen mis fieras.
Consiguiendo desde aquellas escaleras,
Que lo que allí brotó, no se marchita.
No lo detendrán ni con dinamita,
Aunque le den largas esperas,
Ni el fuego eterno de las hogueras,
Podrán con el amor que les suscita.
El pozo de mi amor no se agota,
De mi voluntad es su procedencia,
Saliendo a flote de mil rumores.
Sencillamente es cándido y brota,
Con mucha e inusitada insistencia,
Pasando de sus enconados detractores
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