Tengo un pueblo chiquitito,
Entre montes y montañas,
con mi alma bien encogida,
y la añoranza estirada,
lo tengo que ver de lejos,
desde tierras Catalanas.
No se aparta de mi mente,
Ni cuando estoy en la cama,
Pozo Alcón lleva por nombre,
Entre Jaén y Granada.
Un mar de olivos serpentea,
bordeando Sierra Nevada,
te cuentan su gran historia,
los vientos de las serradas.
Cuando oigas cantar el gallo,
Estará llegando el alba,
Verás que guapas vecinas
Con cántaro van por agua,
Lo pasean en cintura,
Hasta ver
Allí brota cristalina,
Fresca y joven y con gracia,
Una fuente muy natural
Sin saber bien quien la manda.
Está a los pies de
De cerca muy bien guardada:
vigila con su mirada.
Un poquito más abajo,
Cuesta abajo por la plaza,
Se encuentra el Ayuntamiento,
Que es una fuerte muralla,
Para que los políticos,
Se guarden bien las espaldas.
Seguro que los hay buenos,
Trabajadores, con ganas,
Los que tienen mala prensa,
Por desgracia son que ganan.
Y siguiendo mas abajo,
Llegando a calle Santa Ana,
Está el Callejón del Reloj,
Monumento de importancia,
A mí siempre me ha gustado,
Decirlo de forma clara,
Le tengo mucho cariño:
¡Recuerdos de una muchacha!.
El Ayuntamiento viejo,
Con la frente ya nevada,me recuerda varias Ferias,
y almendras garrapiñadas.
Salían los cabezudos,
Tras de la puerta cerrada,
Para asustar a los niños,
Gritos de la chiquillada,
Los Cohetes y muchos bordos,
Se ven en mi mente clara,
Cuando bebía los vientos,
Por la cara sonrojada,
por aquel par de coletas
Que iban tan bien repeinadas.
Autochoques, voladoras,
Las cunas a buena alzada,
Llegamos poquito a poco,
viejo cine con butacas,
que tenía el gallinero
y un viejo bar a la entrada.
Ya estamos en el “Cercaillo”,
Donde los olivos callan,
tantos besos de hurtadillas,
miradas a minifaldas,
amores con arrebato,
habían los que hagan falta.
Las bodas en lo del “Confi”,
También son muy recordadas,
Se comía y se bebía,
Y para postre las tartas.
Y aquellas discotecas,
Con rincones sin luz dada,
Donde inocente bailaba
Buena juventud de entonces,
Que ahora ya peina canas.
También tengo mis recuerdos,
De excursiones a Fontanar,
Con los borricos y mulos,
Y las esparteñas de andar.
Mirando hacia la sierra,
Por senderos y cañadas,
Dirección al puerto Tiscar
Las solteras y casadas,
Van purgando sus promesas,
Con las plantas bien descalzas.
Llegando al Santo Santuario,
Quiere descansar el alma,
y si entramos en la cueva,
Giramos los dos talones,
Por el camino de Baza,
Y antes de la “asomailla”,
El aire eterno descansa,
Esa paz del cementerio,
esa última morada,
es ese último viaje,
a donde nos lleva el alma.
Giramos hacia otro sitio,
Donde no hay falta de agua,
El Pantano
Es lo único que me falta
Antes, eso si, hablemos,
De esa ermita estrenada
En
Al lado de la calzada.
Así recuerdo a mi pueblo,
Entre Baza y Quesada,
Es un cruce de caminos,
Es un buen cruce de razas,
Bello es todo, bella es ella,
La que fue mi enamorada,
Ese trocito de cielo,
De mi Andalucía amada,
Que es principio y es final,
Que es tierra siempre añorada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario