desde un lejano Octubre,
de repente empiezas
a rugir embravecido,
Con sangre azul
sobre un lecho rojo chillón,
En tu inconsciencia
tú has visto brillar
La blanca luna
sobre sus pupilas,
Acompañada
de millares de estrellas
Y has postrado
constelaciones a sus pies.
Hoy, habitado y acompañado
del verso más preciado y necesario,evocas ese amor profundo
y puro, que nunca te tuvo.
Hoy que has arrancado de cuajo,
Aquel viejo papel pintadoDe las paredes desconchadas
De tu cansado corazón,
te has empeñado
En seguir tras las huellas
Marchitas del desaliento
Y del desamor.
Hoy, digo,
Has vuelto a ver reflejadas en sus pupilas,
el resto de tantos Octubres,
pasados, fríos,
solos, descoyunturados,
y te has atrevido de nuevo
a formularle la misma pregunta
que desde entonces,
desde aquellos tiempos imborrables
y tan felices, le has ido preguntando,
con machacona y sórdida insistencia,
cada vez que la luna
se metía en tu cama:
“Si tu amada seguiría amándote”.
Y si ella al cerrar sus ojos
Seguiría estando contigo aún……….
Ese brasero de carbón que es el sol
Nunca ha dejado a la luna responder,Quizás por celos. Quizás por envidia.
Quizás por temor.
O quizás por ser tan poseso,
Que quería contestarle él solo,
Aunque un rápido destello
de los ojos de la luna
te ha ofrecido en mil ocasiones
la anhelada respuesta afirmativa.
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